jueves, 25 de agosto de 2011

27 de Octubre. 03:14h. De Gaviotas, Locura, Amor y Tristezas

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(Carta del Asesino)

27 de Octubre. 03:14h
De Gaviotas, Locura, Amor y Tristezas.


            Tus palabras son esas gaviotas que el viajero divisa antes de llegar al mar y le anuncian su inminente destino de salitre, espuma y mar.
            He leído y releído tus gaviotas y diviso donde me llevarán, pero… ¿Sabes tú acaso donde llegarás?
            Te he encontrado, amigo mío, he leído tus delirios, averigüé la causa de tu revoloteo. No, no eres de los que leen para soñar; como yo… escribes nocturno para recordar, para llorar y, después, para olvidar. Escribes lo que sufre, lo que duele, lo que evitas… Tus miedos, tus miserias, tus verdades hirientes que se rebelan, tus mentiras esgrimidas que te esclavizan… Escribes oscuro, sufres el eclipse del corazón moribundo, pero tranquilo Gorrión, la Luna pasará y a la luz de un sol renacido, escribirás libre, luminoso, esclarecido… Como yo.

            En tus ojos tristes nació mi intriga. Con tus gaviotas… la sospecha. Sí, tus palabras me hacen sospechar que nuestros corazones no son tan diferentes. Una punzada ha roto el tuyo. Una tortura rompió el mío. Nos conoceremos y hablaremos, ya lo verás, y te enseñaré que el mundo, sin palomas, puede ser un lugar luminoso. Ahora vagas buscando los trozos de tu corazón, pero… ¿Realmente quieres reconstruirlo? Sé lo que estás en este mismo momento sintiendo. No, ahora no quieres renacer. Quieres seguir moribundo. Quieres que el dolor se instale en tu alma. Quieres sentir la profunda tristeza. Que nadie me niegue la inevitable inclinación a la autocompasión. La tristeza es una de las drogas más duras. Cuesta desengancharse. Cuesta no consumirla. Húmeda, abandonada, vacía, sin sentido… que nos adormece y nos consuela por la noche ante una cama fría y nos suspira y embriaga en el silencio de la mañana. Sólo cuando se nos revela las verdaderas consecuencias de la tristeza, alzamos la mirada y buscamos los trozos de nuestro quebrado corazón. Y la verdad que se revela es que tras la tristeza, justo detrás, inmediatamente detrás está la locura y, tras ella… La muerte. Tuya, mía, de ellos, da igual. Te tiras desde la azotea… o matas a un charlatán en el autobús.
            Sí, no te sorprendas. Lo acepto. Me acepto y me celebro por ello. Y sólo al comprenderme he sido capaz de enfocar mi locura. No mato porque haya perdido la cordura. Mato porque sólo así la conservaré. Mato como terapia. Mato para alejar mi tristeza. Mato, en el fondo, por lo mismo que me trajo hasta aquí y ataca mi serenidad. Mato por amor.
            Sí, por culpa de tu eclipse, por culpa de tu esfuerzo y sufrimiento, me piensas y me juzgas; me imaginas y me odias. No divisas mis gaviotas, no vislumbras la luz de mis actos, pero cuando pasen las sombras… cuando el sol vuelva a dominar y te ilumine con fuerza…

            Ahora, de mí sólo tienes el aroma de mis muertos. La niebla de mis motivos. Pero de ellos, de los caídos… de ellos los sabes todo y has visto su vacío. Sus adornos superfluos, sus artificios. El hueco de sus pechos. Sus sangres tibias. Sus esperpénticas existencias.
            ¿Que yo asesino? ¿Que ejecuto? ¿Qué juzgo ligero? No, amigo, éste mundo es un cultivo, un hermoso huerto… ¿Quién debe germinar y crecer, el parásito o el futuro? ¿Qué debe pues prevalecer, el Agricultor o la mala hierba? Yo, amigo gorrión, sólo soy uno simple y humilde agricultor.

            Aunque peque de vanidad, me gusta pensar que, en realidad, yo cumplo los deseos ocultos de muchos. Yo limpio las calles de inmundicia y almas corrompidas. Yo extermino a las palomas que, en el fondo, todos los gorriones odian. Llevo más allá las miradas rencorosas, extraigo la esencia de los susurros… Sí, no te engañes, Gorrión, cuarenta personas posaron sus ojos en El Charlatán y pensaron que, sin él, el mundo sería un lugar mejor. Y yo sólo cumplí los deseos que el resto sólo se atrevió a imaginar. Fueron muchos los que vieron a Job humillado y muchos desearon retorcer el corazón de la Rubia… Yo sólo inyecté los deseos de todos en su cuello.

            En el fondo, tus gaviotas, tus palabras… las mías, las de ellos que desean… Todos hablamos de lo mismo: De amor. Todos hablamos de amor menos las palomas.
           
            El amor es el motor del mundo y, ellos, las palomas, lo frenan, lo entorpecen con su egoísmo, lo tuercen con su egolatría… Por eso las mato, Gorrión. Por eso, en el fondo, yo también hablo de amor.

            Y por esa razón ahora te confieso que te admiro. Tu amor es un ejemplo. Ella se fue dejándote sólo, cierto, pero aquí has quedado tú con tu luz, como un faro que anuncia tierra firme en mitad de la tormenta. En estos momentos, amigo mío, sólo tienes que decidir una cosa: Dirigirte hacia el Faro o dejarte atrapar por la tormenta.

            Sí, tú hablas de tu amor… yo hablo de El Amor. Y por eso mueren y morirán palomas, porque El Amor, Gorrión, no es amarse a uno mismo.
            Ellos son arrecifes que nos hacen naufragar; son espejismos que nos engañan en el desierto… Son la mala hierba que crece en los cultivos y si queremos alimento en el futuro…
            Hay que arrancar los hierbajos, hay que arrancar las palomas de este mundo. Manchan nuestras plazas, defecan en las soleadas terrazas, llenan de sucias plumas los parques, anidan, ocupan y revientan nuestras cornisas, gorgojean todo el día presumidas, entorpecen nuestros paseos… Egoístas prepotentes que no nos dejan vivir en paz.
            Sí, Gorrión, no me juzgues, sólo el amor me guía. Amo a los gorriones humildes, amo a los que vuelan sencillos, a los que picotean lo justo, los que dejan paso a los débiles, a los que pían luminosos… Sólo el amor me guía y por amor extermino a las palomas, porque recuerda y nunca olvides, Gorrión, que el Amor no es amarse a uno mismo.

El Gorrión Rojo.



viernes, 19 de agosto de 2011

Juicio VI. Hechos de la TARDE del 26 de Octubre

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Juicio VI.
Hechos de la Tarde del 26 de Octubre.


   De camino a la Calle Sexta, después de haber comido algo rápido, Park nos llamó. Nuestro amigo LouChan y su obediente hijo Kuan-Yin estaban siendo dócilmente procesados por el equipo de Lucius. Increíble, tal colaboración rallaba la sospecha. Nos preguntó el procedimiento a seguir. Rot le ordenó que les dejaran ir si no encontraban nada más, nada a parte de la coincidencia del cabello, con la que ya contábamos y que no hacía más que confirmar la historia de Kuan-Yin. El cabello encontrado en casa de Susan Bristol no era ninguna prueba incriminatoria, se encontró cerca de la puerta, en el suelo… En definitiva, nada, sólo indicaba que Kuan-Yin había estado allí.
   Como supimos más tarde, no hubo ni una prueba o rastro añadido que le implicara. Ni epiteliales, ni huellas, ni más cabellos, ni una mota de coca ni tan siquiera de polvo… Nada demostraba que LouChan ni su hijo hubieran tocado a Susan Bristol ni aún menos a Lucas Barrow.
   Le pedimos a Park que cuando terminara en la comisaría, fuera a mostrarle las fotos de LouChan y Kuan-Yin a la señora Deveró, por si en eso nos hubiera engañado y se trataran de los asiáticos que vio la Sra. Deveró en el autobús, cosa que a la vista de los datos y la aplastante colaboración encontraba, parecía improbable.

domingo, 14 de agosto de 2011

26 de Octubre. 18:24h. Terapia contra la Lejía...

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(Carta del Asesino)
Terapia contra la Lejía.



            Hoy era mi primer día en mi nuevo trabajo… ¡Uff!
            Mi jefa, paloma. Los clientes, muchos, demasiados… palomas. Si salgo a la calle… palomas. Más palomas, demasiadas palomas. Palomas por todos lados. Parece como si Dios, como un niño al pasar la plaza central del Cielo, con todas las palomas picoteando concentradas, hubiera corrido hacia ellas asustándolas, provocando su revuelo y ellas, torpes, bobas, se han esparcido por el mundo molestando en todas partes…

            Sí, me ha costado controlarme, por eso estoy aquí, en un banco, en mitad de la calle, escribiendo y desahogándome, porque si no lo hiciera…

            Voy a confesar la tentación más fuerte de hoy, la que me ha dejado el día torcido.
            Llevo un par de días dándole vueltas a mi siguiente trabajito. Me debato entre dos fórmulas, una de ellas es el veneno. Me gusta el veneno…

jueves, 4 de agosto de 2011

Juicio V. Hechos de la Mañana del 26 de Octubre


Juicio V. Hechos de la Mañana del 26 de Octubre


No dormí bien. Me desvelé a las 6 de la mañana y no pude conciliar de nuevo el sueño, así que me levanté, me preparé un café y traté de ordenar las ideas. Teníamos poco, por no decir nada. El video del asesino era lo más cerca que estábamos de él y en las grabaciones… Nada. Lo único que podíamos sacar era su complexión de manera genérica: No debía sobrepasar el metro setenta, era delgado o atlético, sus ropas poco ajustadas no nos permitían concretar. Si nos fiábamos del video y obviábamos la posibilidad de un disfraz más completo, podíamos decir que era de cabellos oscuros. Lo único que vimos de su rostro, el mentón, era algo afilado, seguramente sus facciones eran muy marcadas. Sus movimientos eran siempre lentos, suaves, incluso algo amanerados. A partir de ahí… nada más. Sólo podríamos extrapolar. Tomé unas notas para compartirlas luego con Rot.
   Por otro lado, sobre la víctima del autobús, los caminos se enrevesaban. Todo parecía indicar que éste venía o de visitar a Susan Bristol o al señor LouChan. Deberíamos esperar al equipo de Lucius Sinclair para saber si fue él quien estuvo allí realmente y si fue el quien compartió la droga. La víctima estuvo hablando en el autobús con un compañero del Dinamic Trade Bank, fue la última persona con la que habló y en la rueda de interrogatorios nos comentó que no le dijo de dónde venía. Pero ni este dato ni los anteriores, nos aportaban nada sobre nuestro asesino.
   En cuanto a la segunda víctima, el Sr. Newell no fue todo lo colaborador que se espera en estos casos y el sólito, como dijo Rot, se etiquetó como sospechoso. Pero

viernes, 29 de julio de 2011

Juicio IV. Narración de los hechos de la TARDE del 25 de Octubre



JUICIO IV. Narración de los Hechos de la Tarde del 25 de Octubre

   No teníamos tiempo que perder, unos sándwich de máquina nos bastaron como comida y un banco como restaurante. Allí decidimos nuestros siguientes pasos. Teníamos varios asuntos pendientes, asuntos que, en el fondo y tras haber visionado los videos, tras ver al asesino actuar, ambos sabíamos que no nos llevarían a ningún sitio. Pero que el protocolo policial nos obligaba a cumplir para que en el futuro no se encontraran irregularidades en la investigación. Sí, aún era plausible que los dos crímenes no estuvieran relacionados, pero una cosa era absolutamente evidente: El asesino de la mujer del Hotel, sin duda alguna, era un psicópata y lo más probable era que hubiera matado antes...
   Aún con todo, debíamos interrogar al Marido de la víctima del Hotel, Charles Newell, a Susan Bristol, la mujer que Park consiguió relacionar con las llamadas y el Sr. LouChan, dueño de la Tintorería y Prestamista de dudosa reputación.
   Rot estaba que trinaba por tener que invertir nuestro tiempo en interrogatorios que no nos llevarían a ningún sitio. Yo traté de calmarle.
   -Piénsalo de esta forma, Sam: ¿Qué podemos hacer sino? – le dije. – No tenemos otras pistas, no tenemos nada por lo que empezar… Y nunca se sabe si encontraremos un hilo del que tirar que pueda llevarnos hasta el Asesino. ¿Qué podemos perder? – Rot pareció aceptar mis argumentos. Eran la pura verdad. No teníamos otra cosa que hacer.
   - Podríamos centrarnos más en el perfil del asesino – comentó sin demasiado convencimiento Rot. – Podríamos hablar con Isaac… - dejó caer Rot.
   -¿Con Ribawn, Isaac Ribawn? – pregunté incrédula. Ribawn y Rot no se llevaban nada bien, en un caso tuvieron una fuerte disputa por que no compartían la misma visión del caso. Ribawn erró en su perfil que achacó a falta de datos que Rot no le pasó y Rot recriminó a Ribawn que usaba tales datos como excusa por su error. Murió un chico. - ¿Estás pensando en pedir ayuda a Ribawn?
   - Que cometiera un error no implica que no sea el mejor – defendió Rot.
   - Tú defendiendo a Ribawn… - y en el fondo eso me preocupó más. Rot ya lo estaba viendo muy negro. – Murió un chico, no lo recuerdas.
   - El trazó el perfil con los datos que tenía, no se pudo hacer más…
   - Tú mismo – cedí. – Pero deberíamos primero hacer nuestro trabajo.

viernes, 22 de julio de 2011

Juicio III. Narración de los Hechos de la MAÑANA del 25 de Octubre.


Anteriormente en el juicio…
-    Hasta mañana – y sin darnos tiempo a decir nada, se fue.
El doctor y yo nos quedamos solos, pero apenas hablamos. No había mucho que añadir y sentimos ciertos escrúpulos en hablar sobre Rot.
Era tarde, serían las 23h, así que al poco rato, el doctor y yo nos fuimos también.

En casa traté de ordenar lo poco que teníamos, pero fui incapaz. El cambio de Rot de la mañana a la noche fue notorio. Lo que a primera hora me sorprendió, su inesperado animo, su objetividad en el caso, incluso sus ironías y medio bromas… todo se desmoronó en la cena. Sólo podía desear que a la mañana siguiente tuviéramos algo para poder seguir. Con ese pensamiento me acosté y con el mismo me desperté.

Y desgraciadamente, nuestros deseos se cumplieron. Al día siguiente tuvimos el siguiente asesinato.


  
Juicio III. Narración de los Hechos de la Mañana del 25 de Octubre.


Al llegar a la comisaría Rot no estaba. No quise llamarle, antes quería saber si teníamos pistas nuevas. Criminalística confirmó que no tenían nada. Bajé a audiovisuales y estuvimos revisando las cámaras de la zona. No encontramos nada, de las pocas cámaras que hay en la zona, ninguna enfocaba hacia las paradas de autobuses. Así que hable con Park y su equipo a ver como iban. Nada. Ninguno de los compañeros de la victima tenía antecedentes relevantes. Los revisé con Park, pero no encontramos ninguna relación de llamadas que vinculara explícitamente a alguno con la victima. Tal y como sospechó Rot, ese camino no llevaba a ningún sitio. Así que, abatida, me senté en mi mesa sin saber por donde continuar. Habíamos perdido prácticamente toda la mañana. Hacia las 12.00h ya no aguanté más. Decidí llamar a Rot, pero justo en ése momento fue él quien me llamó.
-   Rot, no tengo nada que…

miércoles, 13 de julio de 2011

26 de Octubre. 2.00h a.m. Un Gorrión Revoloteando


(carta del Asesino)

Un Gorrión Revoloteando

            Un gorrión anda revoloteando por mi cabeza esta noche. No me deja dormir. Una y otra vez, su mirada triste, sus pequeñas alas, su andar torpón…
            Como siempre me he ido a la cama de madrugada. Creía que ya había escrito todo lo que tenía que escribir, pero al apagar la luz…

            Gorrión, Gorrión… Triste y delgado gorrión, ¿qué quieres de mi?
            Y así, en la cama, con los ojos abiertos sin poder ni querer cerrarlos, viendo como la las luces de neón de los edificios contiguos parpadean y provocan reflejos rojos, azules, morados sobre la sábana,  sintiendo el chasquido de las bombillas al encenderse y apagarse como el ritmo de un viejo reloj,  escuchando los lejanos gritos de maltrato de alguna paloma con la que me gustaría hablar…, con un perro ladrando en un ahogado callejón (¿serás tú, Toby, Cuchi, Lulú…?), así me llega el recuerdo de mi triste gorrión.

            Gorrión, Gorrión… ¿Qué quieres de mí?
De una manera extraña, sé que nos llevaremos bien. A penas te conozco, pero… Tus ojos pardos, grandes, de mirada triste, rodeados de las huellas de una pasada felicidad, ahora me hablan de dolor. Tu frente despejada marcada de los surcos del que escucha al prójimo, me dibujan tu humildad. Tus labios grandes, incapaces de borrar una imperceptible sonrisa amable, ahora… ahora me susurran tu soledad.